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domingo, 11 de diciembre de 2011

MEMORIA DE LA ARQUETA INFINITA

(De la Caja de la Memoria, versión inédita, conjunta y ampliada de los poemarios Algario y La infancia en las hullas minerales).



Perdida en desvanes,
hallé
mi arqueta de infancia,
en ella
soñaban objetos
que aún avivan la memoria:
la estampa
de un bosque hiemal
(perfecto
para poblarlo
con mágicas criaturas),
dos cartones secantes
con setas
y trasgus del bosque
(y huellas felices
de tinta,
garabatos primigenios),
tres raras monedas
ya sin relieve
(y a quién puede importar
un áspero prócer
coronado
de hierro y de sangre),
de azabache
(precioso lignito,
primera noción de hermosura
en mi alma)
había
un trisquel
(hélice celta y solar,
talismán
contra fiebre y heridas)
y una cigua brillante
(mágica mano,
tan poderosa que ahuyenta
a los ojos dañinos);
una piedra
de carburo
que tuvo olor a soldadura
(aroma
a vida primordial
que nunca
nos deja vacíos)
y otra
rodada en el río
(con certeza
la obtuve en huelgas de minas
al entonces fluir
transparentes
las aguas).


Adrede
he vuelto a perderla
por nuevos desvanes,
las piezas
aunaban
asombros antiguos,
pero tengo por cierto
que ese don
(como aquellas jornadas de vida)
sólo perdura
en el hondo fulgor de lo ya adormecido.

Copyright Daniel Vega, La caja de la Memoria

sábado, 10 de diciembre de 2011

MEMORIA DE LAS AVES MIGRATORIAS

(De la Caja de la Memoria, versión inédita, conjunta y ampliada de los poemarios Algario y La infancia en las hullas minerales)


Qué conciencia tendrán
del granizo
y la lluvia
y la escarcha naciente,
cómo habrán de sentirlo
tan leves
cartílagos
entre un ser y un no ser
por las rocas y el agua.
Como un canto salpica la mar
cada cuerpo aterido,
profusamente
en el límite
los pájaros
atraviesan la mañana.


Copyright Daniel Vega, La Caja de la Memoria