Como elogio del hombre a la eternidad
parecen
estos ángulos con flores boquiabiertas,
mariposas
como almas,
jardines
de hondo encarnado
adonde
acuden el viento y la sal de la ribera,
enjambres
de tallos
que el
cielo alborota con un soplo de hermosura,
arte y
labor
frente
al nudo salobre de los acantilados.
Del poemario “Algario”, Ed. Vitruvio 2002. Daniel Astur Vega.